I NSTITUTO
TRANSNACIONAL. ESTADO DEL PODER 2014.
Estado del poder corporativo. El auge del poder ilegítimo y la amenaza a
la democracia.
Por Susan George
Ilustraciones de
O COLIS
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org
Hace unos años, un libro que tratase del “estado del poder”, hubiese
hablado principalmente del Estado y sus atributos predominantes, tales
como el poder militar, su control sobre los recursos naturales o la
fortaleza de su moneda. En el contexto actual, se podría añadir sin duda
“su capacidad para espiar a los otros poderes”, pero no es nada de esto
lo que me propongo debatir aquí.
Me centraré más bien en el poder sin el acompañamiento de ningún tipo de
responsabilidad ni rendimiento de cuentas; de lo que está obligado a
informar a todos los ciudadanos en relación con sus actividades y que,
por ser difícil de entender, resulta igualmente difícil de
contrarrestar. Esta es la razón que justifica el subtítulo “la amenaza a
la democracia”. La legitimidad depende de la democracia. De no ser así,
todas las formas de poder, cuando se refieren al gobierno, no son más
que variaciones sobre el tema de la opresión, llamémosla tiranía,
dictadura o autocracia. La sutileza del poder ilegítimo hace que sea
difícil de identificar. No tiene un nombre como tal, no se origina en
las decisiones oficiales y a menudo no se percibe como opresión por
parte de quienes están sometidos a ella, a sabiendas o no.
El poder legítimo, en el sentido que lo usaré aquí, excluye las
tiranías, las dictaduras, los Estados autoritarios de partido único, las
satrapías africanas y demás. Se trata del poder de las grandes
corporaciones, a las que prefiero referirme, usando la definición de
Naciones Unidas, como “transnacionales” o TNC y “multinacionales” o MNC.
Al llegar a la cúspide de la corporación, el director general, el
director de operaciones o el director financiero, el director de I + D
y el Consejo de Administración, estas compañías suelen tener una
nacionalidad identificable y aunque puedan tener filiales en docenas de
lugares, no les dan ni mucho menos la misma importancia a cada uno de
esos lugares. Además, como veremos más adelante, los grupos de empresas
de EEUU o del conjunto de Europa, por ejemplo, se unen para obtener
beneficios que perciben como de interés colectivo. “La obtención de
beneficios” incluye los “beneficios políticos”, y la capacidad de
obtener estos beneficios políticos de los gobiernos, crece de forma
inexorable. Para mí, esto implica una que la democracia sufre una grave
avería.
Así que voy a hacer primero algunas distinciones rápidas en relación con
lo que es legítimo y democrático por un lado e ilegítimo y
antidemocrático por otro, en 8 gobiernos del Estado del Poder, llamados
con frecuencia actualmente y por una buena razón “gobernanza” o
gobernabilidad.
En segundo lugar, expondré mi hipótesis: creo que la evidencia muestra
que la autoridad ilegítima va en aumento y que la democracia está
sucumbiendo poco a poco a la enfermedad de la ideología neoliberal para
que cada vez más y más funciones del gobierno legítimo vayan siendo
asumidas por el ilegítimo, no elegido, compuesto por agentes y
organización opacas. Esto se da a todos los niveles: nacional, regional
e internacional.
Y finalmente, lo más importante: voy a suministrar elementos de prueba y
a proporcionara ejemplos que apoyan estos argumentos. La lista de
ejemplos aumenta cada día y podría ser mucho más larga que la que aquí
expongo, aunque espero mostrar, no obstante, que el ilegítimo poder
corporativo ocupa ahora más y más espacio a todos los niveles de
gobierno, incluso en el ámbito internacional, lo que resulta gravemente
perjudicial para la democracia y tiene un impacto en nuestros países y
en nuestras vidas, sobre todo si vivimos en las democracias capitalistas
occidentales.
¿Qué es lo que hace que el poder sea legítimo?
Aquí tenemos una lista para comprobar la legitimidad con la que creo que
la mayoría de las personas que viven en países gobernados
democráticamente estarían de acuerdo. Las señas de identidad del poder
legítimo son las elecciones libres y justas, el gobierno constitucional,
el Estado de derecho, la igualdad ante la ley, la clásica separación de
poderes, los contrapesos necesarios para evitar que una sola parte del
gobierno acapare demasiado poder y la separación de la iglesia y el
Estado. Junto con estas disposiciones está la lista siempre en expansión
de derechos y libertades individuales y colectivos, tal como quedaron
sentados por primera vez en la Declaración Francesa de Derechos del
Hombre y el Ciudadano de 1789 y en la Declaración de Derechos de 1791
compuesta por las primeras diez enmiendas de la Constitución de Estados
Unidos de América.
Libertad de opinión, expresión, culto, de prensa etc. Todas estas ideas
fueron consideradas revolucionarias en su tiempo, incluso cuando la
lista era lamentablemente incompleta, ya que aún existía la esclavitud,
las mujeres y las minorías no podían votar o ejercer muchos derechos,
etc. Pero la noción de los derechos individuales y los gobiernos que los
garanticen son parte del movimiento de
La Ilustración
En el siglo XVIII, las ideas y los defensores de la ilustración
incluyeron no sólo la noción de derechos y libertades, sino también
deberes y normas de conducta para los ciudadanos a título individual.
Defendieron el pensamiento racional y científico contra el dogma y la
superstición e inventaron conceptos totalmente nuevos como el progreso
colectivo e individual.
La Felicidad
En realidad la igualdad de derechos no se alcanza todavía enteramente
para las mujeres, inmigrantes o minorías sexuales, raciales o étnicas,
pero a pesar de todos los horrores de los últimos siglos, los reveses y
las imperfecciones, la democracia y los valores de la Ilustración aún me
parecen a mí y a millones de personas la mejor forma de gobierno que se
haya intentado. Prueba de ello es que otras personas (no necesariamente
occidentales) quieren las mismas cosas para sí mismos y están dispuestos
a luchar para alcanzar la democracia, o poder del, por y para el pueblo.
¿Por qué defender este modelo?
Creo que hay que preservar y mejorar el modelo democrático de la
Ilustración y ahora voy a tratar de explicar por qué creo que el poder
ilegítimo representa un grave peligro. En las últimas tres o cuatro
décadas, ha tomado gradualmente el centro y el frente del escenario un
nuevo conjunto de valores, con numerosos y profundos cambios para peor
en el gobierno.
Enfrentada al gobierno de la Ilustración se encuentra ahora una nueva
ideología de la codicia y la crueldad que podemos llamar modelo
neoliberal. Ha ido ganando terreno a pesar de la prueba abrumadora de
que es perjudicial para casi todo el mundo, excepto para los muy ricos y
para los que están en la cúspide del sector empresarial y financiero.
Sinceramente, no creí que pudiese emerger aún con más fuerza después del
terremoto financiero de 2007-2008, cuyas secuelas estamos aún sufriendo.
Pero esto es lo que ha sucedido.
Este modelo ha sido concienzuda y minuciosamente refutado desde el punto
de vista intelectual, teórico, práctico y moral. Y sin embargo el
neoliberalismo ha triunfado y sigue produciendo grandes cambios en el
poder a favor de las grandes corporaciones y de la clase más rica y
poderosa aliada con la casta política.
Las desigualdades se han incrementado notablemente. En Europa, la
relación en el reparto de la riqueza entre el capital y el trabajo ha
cambiado drásticamente a favor del primero. A finales de 1970, la
proporción de la riqueza que percibían los trabadores en forma de
sueldos y salarios era en Europa del 70% del PIB, mientras el 30%
restante iba al capital en concepto de dividendos, rentas y ganancias.
Ahora el capital percibe más del 40% del PIB –bastante más en algunos
países– y la mano de obra menos del 60%. Los accionistas corporativos,
que estaban contentos con percibir unos dividendos del 3 o 4% anual,
ahora exigen dividendos del 12% o más. El objetivo de construir una
empresa fuerte, saneada económicamente, duradera y bien integrada en la
comunidad, ha sido sustituido por el único imperativo del “lucro del
accionista”. Todas las decisiones que toman las empresas van dirigidas a
ese fin, fomentando el cortoplacismo, la liquidación de activos, los
despidos masivos y demás fenómenos negativos.
Los DIEZ puntos del PIB que ha perdido la clase trabajadora, ¡no es una
cosa menor! El PIB de Europa es de unos 13 trillones de dólares (1)
anuales, así que la clase obrera europea ha perdido 1.300 billones de
dólares (1.3 trillones de dólares) al año, en comparación con la década
de 1970. Lo que se paga a los trabajadores, se dedica en su mayor parte
a la compra de bienes y servicios, alimentando la actividad económica.
Ahora tenemos un alto nivel de paro y los salarios de los que tienen
empleo están estancados y a veces bajando, especialmente en el sur de
Europa, aunque afecta incluso a la clase obrera alemana.
Por otra parte, el capital se reinvierte la mayor parte de las veces en
la compra de productos financieros que no crean bienes de uso social y
tienen poco o nada que ver con la economía real, excepto que con
demasiada frecuencia esa inversión en valores bursátiles pone de
rodillas a la economía real.
Doctrina neoliberal
De la misma manera que he presentado una “lista de control de
legitimidad” democrática, aquí hay otra para aplicar al gobierno
ilegítimo del modelo neoliberal y sus defensores:
Mercados
Son sabios y eficientes y dicen a los ciudadanos, a las empresas y a los
gobiernos lo que quiere el público y cuáles son sus necesidades, por lo
que debe permitirse su funcionamiento de manera independiente y con la
mayor libertad posible (lo ideal es que operan en total y absoluta
libertad), libres de reglamentos y de la intervención gubernamental. Los
mercados, por definición, se autorregulan, y en el vocabulario
neoliberal, las regulaciones son “asesinas de empleos”, los
sindicalistas son matones que quieren evitar que encuentren puestos de
trabajo los recién llegados y por supuesto los emigrantes. La
privatización de los servicios públicos es deseable porque la empresa
privada siempre es más eficiente y supera en rendimiento a los servicios
públicos, así como en criterios, eficiencia, calidad, disponibilidad y
precio.
El libre comercio puede tener inconvenientes temporales para algunos,
pero en última instancia, sirve a toda la población, con más y mejores
empleos y mayor riqueza. Se deben eliminar tanto las barreras
arancelarias como las no arancelarias, al comercio y a la inversión
extranjera directa. El gasto del gobierno es intrínsecamente malo (a
excepción de los presupuestos de defensa y seguridad nacional) y debe
limitarse al mínimo. La deuda pública y el déficit presupuestario del
gobierno deben eliminarse a la mayor brevedad, si es necesario mediante
la imposición de medidas drásticas de austeridad a la población.
Los programas de austeridad están basados en estas creencias. En
términos morales el neoliberalismo es egoísta y cruel. En EEUU, un
congresista republicano de Tenessee votó a favor de eliminar los cupones
para alimentos con estas palabras: “Los que se niegan a trabajar que no
coman”, haciendo caso omiso de que hay gente que no trabaja porque
faltan empleos y por mucho que busquen trabajo no lo encuentran. En la
UE, se encuentra en marcha una ofensiva totalmente desarrollada para
despojar a los trabajadores de todos los derechos adquiridos durante las
últimas seis o siete décadas. Para los neoliberales, cada prestación del
Estado del bienestar resulta aborrecible, ya que consiste en tomar los
recursos de los ricos –los que supuestamente crean la riqueza– para
dárselo a aquellos que no lo merecen. Los ricos no les deben nada a los
pobres.
Los ricos tampoco deben nada a la naturaleza. En el credo neoliberal, la
naturaleza por sí misma no crea ningún valor, ni la mano de obra
tampoco. Ambas están ahí para ser explotadas por entidades corporativas
y sólo los inversores (es decir, “los accionistas”) y la gente situada
en la cúspide de la pirámide económica son creadores de riqueza.
La ofensiva corporativa de la A –bueno, no del todo– a la Z
Ahora, como pruebas, o al menos como ejemplos, el creciente control del
poder ilegítimo. El poder se ejerce mediante el dinero de las empresas,
por supuesto, pero también a través de la organización cada vez más
sofisticada y profesionalizada. Existen muchos niveles de expresión de
este poder: podemos comenzar este rápido resumen con el más sencillo, el
antepasado del control corporativo, es decir, el cabildeo de los grupos
de presión comunes o de jardín. La práctica del lobby (vestíbulo) tomó
su nombre del vestíbulo de la Cámara de los Comunes, donde los hombres
con intereses especiales y sobres llenos de billetes, acechaban a los
diputados que entraban o salían.
Después de un par de siglos de práctica, estas personas no elegidas por
el pueblo, resultan ya familiares, están mucho mejor informadas y son
actores casi legítimos actuando en los márgenes del gobierno. Sus
oficinas ocupan barrios enteros en Washington (Calle K) y el barrio de
la UE en Bruselas. Frecuentemente llegan a través de la “puerta
giratoria” y después de haber hecho carrera en la vida política y saber
mejor que nadie a quien dirigirse y cómo hacer cambiar de parecer a los
miembros de la Comisión, del Gobierno o a los legisladores.
Han mejorado su técnica, se les paga más que nunca y obtienen buenos
resultados. El cabildeo (lobbying) vale la pena. Una encuesta realizada
en EEUU por la Fundación Sunlight mostró que las empresas
estadounidenses que habían invertido en el cabildeo pagaban menos
impuestos proporcionalmente que los que no lo habían hecho. En EEUU, al
menos deben inscribirse en un registro del Congreso e informar de cuánto
se les paga y quienes les paga.
En Bruselas, sin embargo, solo hay un registro “voluntario” –una broma,
teniendo en cuanta que frecuentan los locales de la UE entre quince y
veinte mil cabilderos (lobbysts) que hablan sin parar todos los días con
la Comisión de Personal y los parlamentarios. Unos parlamentarios de la
Europa del Este fueron engañados por reporteros de tabloides británicos
para que aceptaran sobornos a cambio de votos, y fueron debidamente
expuestos a la vista del público lector.
El Parlamento, con el criterio de que se trataba de preservar su
reputación, pidió al presidente, Martin Schulz, que creara un grupo de
trabajo encargado de reformar el inadecuado registro de transparencia
europea. Se formó este grupo a mediados de 2012, después de lo cual no
ocurrió nada más, que se sepa. La singular falta de progreso en el
trabajo del grupo de transparencia se hizo aún más transparente a su
vez, cuando en octubre de 2013, el semanario alemán Der Spiegel reveló
que el presidente del grupo, el democristiano alemán Rainer Wieland,
tenía un grupo de presión al lado como socio en un bufete de abogados de
Bruselas. El lobby europeo moderno no se encuentra sólo en el
Parlamento. Bruselas también está invadida por los bufetes de abogados
tramando proyectos legislativos favorables y estrategias legales para
sus clientes comerciales y estos clientes han demostrado ser
especialmente reacios a inscribirse en el registro. No es de extrañar
que Wieland no hiciera nada para cambiar su forma de pensar.
Dos eurodiputados Verdes alemanes, Rebecca Harms y Daniel Cohn Bendit,
escribieron una vez más a Shulz para señalar que las “revelaciones de
que (Wieland) estaba involucrado en el ejercicio de una fuerte presión
sobre la política de la UE, hacían insostenible su continuidad como
presidente de un grupo de trabajo sobre la transparencia del cabildeo de
los grupos de presión…” Vamos a ver, esta historia sigue su curso…
Poco a poco, sin embargo, la dudosa, por no decir absurda maniobra de la
Comisión y los Estados miembros está quedando al descubierto y el velo
de secreto sobre las actividades del cabildeo está acusando cierto
desgaste. Incluso entre los grupos de presión que se han inscrito, ya
hay algunos que están bajo investigación. Como dicen los franceses “le
ridicule tue” (el ridículo mata). Esperemos que el registro deje pronto
de ser el hazmerreír del continente. El cabildeo o “industria de las
relaciones públicas” creció exponencialmente después de la II Guerra
Mundial y ahora cuenta con expertos en la defensa de los intereses de
todos los sectores industriales, incluyendo la comida basura, los
cultivos manipulados genéticamente, los productos nocivos como el
tabaco, las sustancias químicas peligrosas o los productos farmacéuticos
de inciertos resultados, los grandes emisores de gases de efecto
invernadero y la industria financiera. Su misión es clara: redactar una
nueva legislación y eliminar toda legislación contraria a los intereses
que representan.
Aunque quizás menos conocidos que los grupos de presión de las empresas
transnacionales individuales, en toda la industria proliferan los
“institutos”, “fundaciones”, “centros” o “consejos” de diversos tipos de
productos, normalmente con sede en Washington DC, pero que en muchos
casos operan a nivel mundial. También defienden el alcohol, el tabaco,
la comida basura, los productos químicos nocivos, los productos
farmacéuticos dudosos, las emisiones de efecto invernadero y así
sucesivamente, aunque con diferentes enfoques, a menudo utilizando
principios ideológicos o morales. Emplean científicos “mansos” que nunca
se involucran en conflictos de intereses, para escribir “estudios” o
artículos de divulgación encaminados a crear dudas en la mente del
público, incluso sobre los científicos más acreditados. Afirman que
existe un “debate” científico sobre ciertas cuestiones, cuando en
realidad no lo hay, o ha sido creado de la nada por los propios grupos
de presión. Crean falsos grupos de “ciudadanos de base” para defender
sus productos o ideas y clamar que la “libertad de elegir” de los
consumidores está siendo violada por el “Estado niñera” que toma sus
decisiones hurtándoselas a los ciudadanos. Dicen que estos supuestos
grupos de ciudadanos de base han lanzados peticiones y recogido firmas
para defender o rechazar una determinada decisión política; un examen
más minucioso de las firmas, da como resultado que son todas de los
empleados de las empresas, cuyos empleos dependen de hacer lo que les
ordenen. Utilizan tácticas alarmistas, como “esta legislación aumentará
los costes para las empresas y hará que suban los precios y aumente el
desempleo”. También son expertos en la presentación de los temas de que
se trate para que estos pasen como si fuesen ”noticias” auténticas,
cuando en realidad son operaciones de propaganda. Hay que tener cuidado
para saber quien finanza una institución aparentemente benéfica y
legítima antes de creer cualquier cosa que se diga y esto no resulta
fácil para el ciudadano de a pie. La creación de la duda en la mente de
la gente suele ser suficiente para alcanzar los fines que pretenden. El
Centro para la Libertad del Consumidor, bajo la dirección del consumado
gurú Richard Berman, fue capaz de retrasar la entrada en vigor la ley
que prohíbe fumar en lugares públicos durante años. Berman también ha
defendido las industrias de bebidas alcohólicas y comida basura, al
igual que ha preparado campañas antisindicales para las grandes
empresas. Los negacionistas del cambio climático utilizan las mismas
tácticas. Una de sus organizaciones financiadas por las industrias del
petróleo y del motor anunció incluso en su portal de Internet tras el
fracaso de la conferencia de Naciones Unidas sobre el clima celebrada en
Copenhague en 2009, que se separaría, al haber conseguido sus fines. Y
en muchos aspecto lo han conseguido: ahora hay mucha menor cobertura y
(al menos en EE.UU.) menos preocupación en la opinión pública sobre el
cambio climático que antes de 2009.
El triunfo de los bancos y servicios financieros
Desde mediados de la década de 1990, las mayores entidades bancarias
transnacionales de Norteamérica, así como sociedades de valores,
compañías de seguros y empresas contables, unieron sus fuerzas y
emplearon a 3.000 personas y gastaron 5 mil millones de dólares para
deshacerse de todas las leyes del New Deal aprobadas bajo la
administración de Roosevelt en los años 1930, las mismas leyes que
habían protegido a la economía estadounidense durante más de sesenta
años. Mediante la presión de este cabildeo colectivo, consiguieron total
libertad para eliminar de sus balances todos los activos que dan
pérdidas y los trasladaron a los bancos “en la sombra” que no aparecen
en ninguna partida de sus balances. Quedaron en libertad para crear y
comercializar cientos de miles de millones de dólares en productos
derivados tóxicos, como los paquetes de hipotecas de alto riesgo (subprime
mortgages o hipotecas basura), sin ningún tipo de regulación en
absoluto.
Las consecuencias, como todos sabemos, han sido devastadoras. Pero la
democracia ha estado ausente y no ha aportado soluciones. Dese el año
2007, cerca de diez millones de familias han perdido sus casas por
embargos, sólo en EEUU. Las personas desahuciadas saben muy bien que los
bancos o las empresas hipotecarias se quedaron con sus casas y los
pusieron en la calle. Pero la mayoría todavía no tiene ni idea de cómo
se llegó realmente a la crisis ni porqué el Congreso no hizo nada para
evitarlo o paliarlo después de que ocurriera. Congresistas y grupos de
mujeres prepararon varios proyectos de ley que podrían haber ayudado a
que la gente se quedara en sus casas, pero ninguna de estas iniciativas
logró convertirse en ley. Podríamos preguntarnos ¿y tampoco hubo ninguna
organización del colectivo de desahuciados para la defensa de las
personas que quedaron en la calle forzados por la fuerza pública?
Poco o nada se ha hecho desde la caída de Lehman Brothers para volver a
regulara las finanzas y mientras tanto el comercio de derivados ha
alcanzado los 2.300.000.000.000 de dólares diarios, un tercio más que
antes de la crisis.
El tráfico híper-rápido de divisas (“Flash Trading”) totalmente
impulsado por los algoritmos de los ordenadores, ha aumentado un 50% con
respecto al nivel medio de la crisis. La actitud laissez-faire para la
industria financiera está avivando el fuego de la próxima crisis y
podemos predecir con exactitud que será aún peor que la anterior.
De hecho tenemos la demostración matemática de que lo peor está por
llegar y que las empresas están en este mismo momento nutriendo la
próxima crisis. Tres matemáticos especializados en teoría de la
complejidad del Instituto Politécnico de Zurich han publicado un notable
estudio titulado “La red global del control corporativo”, que investiga
y analiza miles de empresas transnacionales en función de sus conexiones
con otras empresas igualmente transnacionales. A partir de una base de
datos de 43.000 empresas, se afinan progresivamente las conexiones de
propiedad en sentido ascendente y descendente para poner de relieve las
empresas más interconectadas, hasta llegar a un núcleo formado por 147
empresas que controlan el 40% del valor económico de toda la muestra. El
mapa resultante asemeja al de un cielo astronómico nocturno con tenues
galaxias y estrellas brillantes, pero también con algunas supernovas con
líneas que las ponen en conexión con decenas de otras estrellas del
núcleo del mapa. Para estar en el núcleo, ana empresa debe tener al
menos veinte conexiones.
La impactante conclusión de estos matemáticos se encuentra en el anexo
al documento que enumera las 50 empresas más interconectadas que
encarnan lo que ellos llaman la “propiedad al filo de la navaja”. La
interconectividad cerrada significa, de hecho, “abocadas al riesgo
sistémico”, lo que a su vez significa que “mientras que en los buenos
tiempos, la red es aparentemente sólida, en los malos tiempos, las
empresas entran en quiebra todas al mismo tiempo”. De las 50 empresas
más interconectadas y por tanto más abocadas al riesgo, 48 son bancos,
fondos de cobertura, aseguradoras y otras entidades de servicios
financieros.
Estado de las corporaciones: fuente Vitali S, Glattfelder DJDB,
Battistons. S La red del control corporativo global.
Estado del Poder
La mafia de las empresas europeas
Volviendo a Bruselas: decenas de “comités de expertos” formados por
directivos de las empresas transnacionales, prácticamente sin
participación de organizaciones de consumidores, medioambientales o
supervisoras, se reúnen a diario con funcionarios de la Comisión. Vienen
con la tarea de elaborar una legislación detallada en cada área política
concebible. En el área crucial del comercio, el Observatorio Corporativo
Europeo ha demostrado que la preparación del “Tratado Transatlántico de
Comercio e Inversiones” EEUU-Europa mantuvo por lo menos 119
reuniones a puerta cerrada con las grandes empresas y sus grupos de
presión, aunque sólo en alguna ocasión con sindicatos y grupos de
consumidores y usuarios. Cuando se anunciaron las negociaciones en
febrero de 2013, no había tenido lugar ni una sola de esas reuniones con
los grupos de interés público, frente a las docenas de reuniones
celebradas con los grupos de presión y las empresas”.
Tales noticias, como se revela en documentos internos obtenidos mediante
el recurso a las complicadas reglas de acceso a la información de la UE,
están en marcado contraste con lo que pretende la Comisión en sus
públicas “hojas informativas”. Una muestra: “Las opiniones de la
sociedad civil desempeñan un papel crucial” en las negociaciones
comerciales de la UE. Esto sería cierto sólo si la “sociedad civil”
fuese considerada como limitada casi exclusivamente a los intereses
empresariales.
Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB)
En teoría este Consejo se encuentra por encima de los miles de “grupos
de expertos”, aunque es desconocido para el 99% de la población europea
y la de sus países miembros. Cuando la UE se enfrentó por primera vez
con la ampliación y la pesadilla de 27 diferentes bolsas de valores y
una gran variedad de normas reguladoras y contables, pidió ayuda a un
grupo de asesores ad hoc de cuatro grandes firmas de contabilidad
trasnacionales.
Durante los años siguientes, este grupo se metaforfoseó silenciosamente
en un organismo oficial, el IASB, formado por el talento de los cuatro
grandes, pero ahora teniendo que establecer las normas de los 66 países
miembros, incluyendo el conjunto de Europa, así como Australia. El IASB
devino en organismo oficial a través de los esfuerzos de un comisario no
electo de la UE, Charlie MacCreevy, un irlandés neoliberal, él mismo
censor jurado de cuentas. No se debatió en ninguna sesión parlamentaria.
Si a alguien se le ocurrió preguntar, se le contestó que era un
organismo “puramente técnico”. ¿Y realmente qué podría ser más aburrido
y técnico que las normas y prácticas contables?
¿Por qué debería importarnos?
Debemos tener cuidado, porque hasta que podamos obligar (si alguna vez
podemos) a las empresas transnacionales a que adopten el sistema de
presentación de informes oficiales “país por país” porque seguirán
pagando impuestos, normalmente de forma bastante legal, en la mayoría de
los países donde tienen sucursales. Pueden colocar sus beneficios en
jurisdicciones de baja o nula imposición y sus pérdidas en los lugares
con altos impuestos. En la actualidad, si así lo desean, pueden informar
simplemente sobre el país de origen en el que tienen su sede y luego
“resto del mundo”.
Pero para aplicar los impuestos de forma efectiva, las autoridades
fiscales tienen que saber las ventas, los beneficios y los impuestos que
pagan en cada jurisdicción. Hoy en día no pueden porque las reglas están
hechas a medida para evitar la divulgación de esta información. Los
pequeños negocios nacionales y las familias con domicilio nacional fijo
continuarán soportando la mayor parte de la carga tributaria o
sencillamente prescindirán de los servicios del Estado que podrían haber
proporcionado los impuestos provenientes de una justa tributación de las
empresas Trasnacionales. Prácticamente en todas partes, estas empresas
son oportunistas y van a su aire, en tanto que la policía y los bomberos
protejan su propiedad y las escuelas y los hospitales locales eduquen y
cuiden a su personal, que podrá venir a su fábrica u oficina en el
transporte público o privado por las carretera construida por el Estado…
Estas empresas no contribuyen a sostener los servicios públicos que
utilizan sus empleados para venir a trabajar a sus fábricas y oficinas.
Entré en contacto con la IASB para preguntar si estaba en su agenda la
cuestión de la presentación de los informes oficiales país por país y
recibí una cortés respuesta negativa. Las cuatro grandes empresas cuyos
amigos y colegas las leyes y los reglamentos, perderían millones en
ingresos si no pudieran aconsejar a sus clientes sobre la mejor manera
de evadir impuestos. Los ciudadanos comunes seguirán soportando la carga
tributaria. Los paraísos fiscales donde según estimaciones fiables han
sido escondidos por corporaciones e individuos ricos unos
320000000000000 de dólares, seguirán floreciendo.
La ley más allá de las fronteras.
Actualmente muchas leyes se hacen más allá de las fronteras nacionales
y, en el ámbito internacional, gran parte de estas leyes tratan sobre la
manera de permitir a las corporaciones mayor expansión y menor sujeción
a las leyes existentes. Un gran número de nuevos tratados comerciales
están permitiendo que las empresas transnacionales se infiltren en las
funciones ejecutivas, legislativas y judiciales, incluso del Estado. La
propia ONU, es ahora el objetivo de las transnacionales, a las que esta
Organización parece dar su bienvenida. Los tratados son una fuente de
legislación importante, y en teoría están por encima de las leyes
nacionales, incluidas las propias Constituciones de los distintos
países, aunque los países más poderosos se reservan las parcelas más
importantes. EEUU descarta una buena parte de la legislación
internacional, incluyendo las convenciones de la Oficina Internacional
del Trabajo. Europa inventa y ratifica los tratados a una velocidad
vertiginosa, no dejando tiempo ni lugar para el debate ciudadano, y
menos para que se voten en referéndum. En julio de 2013, se iniciaron
las negociaciones sobre el Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversión, o TTIP. Este tratado hará que la mayor parte de las normas
que regulan casi la mitad del PIB mundial (EEUU + Europa) y que se lleva
negociando desde 1995, queden derogadas sector por sector, cuando entre
vigor.
El comercio transatlántico mueve 2 millones de dólares diarios, pero hay
poco que negociar, con la excepción de las industrias alimentaria y de
automoción. El objetivo es privatizar como sea los organismos públicos
para eliminar las barreras no arancelarias, es decir, las normas y
regulaciones que según las empresas transnacionales causa “fricciones
comerciales”. Todas las negociaciones de este Tratado se están llevando
a cabo en absoluto secreto, aunque Snowden filtró parte de contenido. De
hecho, las tensiones entre la UE y EEUU a causa del espionaje de la NSA
a la UE y la propia Merkel, estaban relacionadas con este Tratado. La
parte norteamericana estaba siguiendo las deliberaciones de los
negociadores de la UE para jugar con ventaja en la negociación.
Si este tratado se aprueba en 2015 como está previsto, introducirá
cambios en la regulación de la seguridad alimentaria, productos
farmacéuticos, productos químicos, etc. Tendrá igualmente la última
palabra sobre las propuestas de estabilidad financiera y otorgará
libertad a los inversores para retirar su capital sin previo aviso.
Podrá bloquear la introducción de nuevos impuestos, como el de
transacciones financieras y reducir la capacidad de los gobiernos para
introducir normas más estrictas de protección del medio ambiente sobre
las industrias contaminantes, por ejemplo. Se prohíbe a los gobiernos
cualquier preferencia nacional sobre las empresas extranjeras o los
contratos de aprovisionamiento (una parte importante de cualquier
economía moderna). Todo el proceso negociador se lleva a puerta cerrada
y sin conocimiento ni consulta a los ciudadanos.
Naciones Unidas
La ONU cuenta actualmente con una sección especial para las
corporaciones llamada el “Pacto Mundial”, fundado hace quince años por
Kofi Annan y el entonces presidente de Nestlé. Para ser miembros, las
empresas sólo tienen que firmar quince principios en las áreas de los
derechos humanos, derechos laborales y medio ambiente. Aunque se supone
que deben enviar los informes oficiales antelación, la ONU no los
vigila. Sin embargo esto garantiza que se asigne un representante de
alto nivel de las agencias de la ONU como FAO, OMS, UNESCO, etc., para
coordinar y facilitar la interacción con las empresas.
Estado Corporativo / El Estado del Poder
¿Quién gobierna hoy en día? La legitimidad democrática implica la
soberanía popular, o dicho de otra forma, el consentimiento de los
gobernados. Se supone que el pueblo es el árbitro en última instancia:
por tanto no basta con que elija a sus representantes, sino que también
debe tener el derecho y la capacidad de decir “sí” o “no” a las
políticas gubernamentales.
No es nada nuevo que los gobiernos siempre hayan ejercido el poder a
favor de determinados intereses de clase, puesto que nunca ha existido
la democracia en sentido estricto. Pero una cosa era eso y otra que se
permita que esos intereses de clase redacten realmente la legislación e
intervengan directamente en la política, incluida la política
presupuestaria, financiera, laboral, social o ambiental, suplantando a
los legisladores elegidos por el pueblo. O que se permita que las
empresas privadas actúen libremente en la difusión del engaño y la
mentira, hurtándole al público el derecho a una información veraz.
Tampoco se puede permitir que este tipo de intereses reemplacen al poder
judicial establecido ejerciendo presiones sobre el gobierno y la propia
judicatura a favor de sus intereses.
¿Cómo puede sentirse soberano el pueblo, si ni siquiera sabe quién o qué
está tomando las decisiones que afectan a sus vidas? La democracia no ha
sido capaz de avanzar al ritmo de la globalización ni a nivel nacional
ni internacional y la autoridad se ejerce sin el consentimiento de los
gobernados.
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Fuente: http://www.tni.org/briefing/state-power-2014?context=70929
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