Nueve
mitos sobre la crisis griega
Por James K. Galbraith (Global Research)
Traducción de Enrique Prudencio
para
Zonaizquierda.org
4 de julio 2015
Los ciudadanos de Grecia se enfrentan a un referéndum que
podría decidir la supervivencia de su gobierno electo y el destino del
país en la zona euro y de Europa. Las encuestas predicen un resultado
muy ajustado, sobre si aceptar o rechazar los términos dictados por sus
acreedores la semana pasada. Pero ¿qué es lo que realmente está en
juego? Las respuestas no son las que parecerían normales.
Tengo un profundo conocimiento del proceso, tanto desde los EEUU como
desde Atenas. Después de haber trabajado durante los últimos cuatro años
con Yanis Varoufakis, actual ministro de Finanzas griego, me he dado
cuenta de que hay muchos mitos que circulan sobre esta crisis; aquí
citamos nueve que todos deberíamos conocer para opinar sobre la crisis
griega con conocimiento de causa.
1.- El referéndum es sobre el Euro. Tan pronto como el primer ministro
griego Alexis Tsipras anunció el referéndum, François Hollande, David
Cameron, Matteo Renzi, y el Vicecanciller alemá Sigmar Gabriel dijo a
los griegos de que un "no" equivaldría a la salida de Grecia salir de la
Eurozona. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, fue
más lejos: dijo que el "no" significa salir de la Unión Europea. De
hecho, el gobierno griego ha declarado muchas veces que –salga el Sí o salga
el No en el referéndum– se
encuentra irrevocablemente comprometido con la Unión Europea y el euro.
Legalmente, de acuerdo con los tratados, Grecia no puede ser
expulsada.
2.- El FMI ha sido flexible. La Directora Gerente del FMI, Christine
Lagarde afirma que su institución ha mostrado "flexibilidad" en las
negociaciones con los griegos. De hecho, el FMI no ha concedido casi
nada durante cuatro meses: nada para los impuestos, las pensiones, los
salarios, la negociación colectiva o el importe de la deuda de Grecia.
El jefe de los negociadores griegos Euclides Tsakalatos preguntó en una
sesión informativa detallada y concluyente: "Entonces, ¿qué puede llevar al gobierno griego a pensar en la supuesta flexibilidad de las
instituciones?
3.- Los acreedores han sido generosos. Ángela Merkel ha llamado "muy generosa"
la oferta de
condiciones ofrecidas por los acreedores
para Grecia.
Pero, de hecho, los acreedores han seguido insistiendo en un programa de
austeridad devastador, diseñado para el objetivo de lograr un superávit
presupuestario que Grecia no puede cumplir, y la continuación de las
políticas draconianas que ya han costado a los griegos más de una cuarta
parte de sus ingresos y sumido al país en la depresión. La
Reestructuración de la deuda, que es obviamente lo más necesario,
también ha sido denegada.
4.- El Banco Central Europeo ha protegido la estabilidad financiera
griega. Un banco central debe proteger la estabilidad financiera de los
bancos solventes. Pero desde principios de febrero, el BCE interrumpió
la financiación directa de los bancos griegos, empezó a amamantarlos por
goteo, con una liquidez cara, en condiciones especiales de "emergencia". Esto
promovió un lento goteo del crédito que paralizó los bancos y la
actividad económica. Cuando las negociaciones fracasaron, el BCE cesó la
asistencia, lo que provocó una aceleración de la actividad bancaria que
les
proporcionó la excusa para imponer controles de capital y
efectivamente cerrarlos.
5.-El gobierno griego está poniendo en peligro su alianza
norteamericana. Esta es una preocupación particular de algunos
conservadores estadounidenses, que cuando ven un gobierno de izquierda en el
poder asumen que es pro-ruso y anti-OTAN. Es cierto que la izquierda
griega tiene quejas históricas contra EEUU, en particular por el apoyo
de la CIA a la Junta Militar que gobernó de 1967 a 1974. Pero, en
realidad, las actitudes de la izquierda griega han cambiado, en parte
gracias a la experiencia con los alemanes. Este gobierno es pro-estadounidense
y firme miembro de la OTAN.
6.- Alexis Tsipras dice que el FMI es una organización "criminal". Eso
fue un titular, recalentado a bofeteadas por Bloomberg, de un discurso
parlamentario muy moderado, en el que correctamente señalaron que las
proyecciones económicas y de deuda del FMI para Grecia venían de atrás,
cuando la austeridad se impuso por primera vez en 2010, y fueron
catastróficamente optimistas. De hecho, cada carta de Tsipras a los
acreedores ha sido redactada en lenguaje formal y respetuoso.
7.- El gobierno griego está jugando. Por el hecho de que el ministro de
Finanzas Varoufakis conoce el campo de la teoría de los juegos
económicos, los expertos, que tan poco diligentes se han mostrado
durante meses, opinaban que él está jugando a los chinos, al "póker" o
a algún otro juego. En Heraklion, hace dos semanas, Varoufakis negó esto
como lo ha hecho muchas veces: "No estamos de farol. Ni siquiera estamos
de meta-farol. De hecho no hay cartas ocultas. Las líneas rojas griegas
–los puntos de principio sobre los que este gobierno se niega a ceder–
son los derechos laborales, los recortes en las pensiones de miseria y
del remate de empresas públicas para las privatizaciones. Todo ha estado a la vista desde
el primer día".
8.- Un "Sí" salvará Europa. El "Sí" significaría más austeridad y la
destrucción social y así el gobierno lógicamente no puede continuar
mucho tiempo. El gobierno que siga no será dirigido por Alexis Tsipras y Yanis
Varoufakis
–los últimos líderes, tal vez en toda de Europa, de una
auténtica izquierda pro europea–. Si caen, vendrán después anti-europeos,
posiblemente incluyendo elementos de ultraderecha como el partido griego
nazi Amanecer Dorado. Y el fuego anti-europea se extenderá, a Francia,
el Reino Unido y España, entre otros países.
9.- Un "No" destruirá Europa. De hecho, sólo el "No" puede salvar a
Grecia –y a través de Grecia, salvar a Europa–. Un "No" significa que el
pueblo griego no se doblegará, que su gobierno no va a caer, y que los
acreedores deben, finalmente, llegar a un acuerdo para resolver los
fracasos de la política europea hasta el momento. Las negociaciones
pueden entonces reanudarse
–o más correctamente, las negociaciones
apropiadas pueden entonces comenzar–. Esto es vital, si Europa quiere
ser salvada. Si alguna vez hubo un momento en que Estados Unidos debería
apoyar los valores de la decencia y la democracia
–así como nuestro
interés nacional–,
es ahora.
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James K. Galbraith es titular de la Cátedra M. Lloyd Bentsen Jr. de
Relaciones Gubernamental-Empresariales de la Escuela Lyndon B. Johnson
de Asuntos Públicos de la Universidad de Texas en Austin. Ha estudiado
el drama griego desde Grecia, Bruselas, París y Berlín desde el mes de
enero. Su libro más reciente es "The End of Normal (El Final de la
Normalidad): La Gran Crisis y el futuro del crecimiento."
Fuente: http://www.globalresearch.ca/nine-myths-about-the-greek-crisis/5460153