¿Can we really Podemos?

 

Por David Marty* – Communications-Znet
Ilustración de O COLIS
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org


En las recientes elecciones al Parlamento Europeo, un nuevo partido político de España llamado Podemos causó sensación al conseguir casi el 8% de los votos después de sólo 4 meses de existencia. Este resultado es realmente notable, teniendo en cuenta la habitual baja participación en las elecciones europeas y el hecho de que Podemos, según se cree, es la reencarnación política del Movimiento 15M, un movimiento de base nacido el 15 de Mayo de 2011, que muchos pensaban que estaba en vías de disolución.


Los buenos resultados de Podemos movilizaron inmediatamente a comentaristas de medios de comunicación de todo el mundo, incluyendo al influyente The New York Times, los cuales coinciden en que este resultado ha “sacudido hasta los cimientos de la política española...", y que podría muy bien ser el fin de la política del bipartidismo en España. De hecho, por primera vez en su historia, los dos principales partidos de España obtendrían menos de la mitad de los votos.

 

El nombre del partido, Podemos, significa somos capaces de hacerlo y tal vez una referencia –con o sin burla– al lema de 2008 de la campaña presidencial de Barack Obama. Mientras que la impresionante campaña de Obama se ganó el respeto de toda la comunidad del marketing político, la de Podemos se merece algunos elogios, por conseguir un resultado electoral impresionante después de sólo 11 semanas de existencia. Pero lo más impresionante, tal vez, ha sido plantear las cuestiones que han cimentado el éxito de la formación, reafirmando las raíces del movimiento 15M, del que rescata las protestas contra la austeridad y el capitalismo, que han sido portada del Washington Post.

¿Es Podemos en realidad una amenaza para aquellos que están en el poder en Madrid y Bruselas?

Según informó The New York Times, Podemos "se organizó en unos 400 “círculos” o puntos de reunión, ya fuesen formados alrededor de un barrio o de un sector específico, como una asociación de estudiantes o de ciudadanos de cualquier índole". Esta estructura, muy similar a la de las asambleas de barrio del movimiento 15M, es una indicación de que Podemos es de hecho la continuación del movimiento de protesta que había sido montado por los Indignados.

La evolución del 15M para convertirse en un partido fuerte con esas características políticas resulta de hecho muy alentadora. ¿Entonces a qué viene poner esa cara larga? La intensa campaña alentada constantemente en los medios por su líder Pablo Iglesias, plantea cuestiones legítimas que cualquiera que esté familiarizado con la política de partidos puede plantearse. En pocas palabras, ¿por qué los poderosos permitieron la campaña de un grupo político que aspiraba a derrotarlos?

Podemos sin duda representa, para muchos dentro y fuera de España, un oasis de esperanza en un panorama político generalmente fértil sólo para el cinismo y la desesperación. Sin embargo, es importante distinguir entre la política de partidos como Podemos y movimientos de base como el 15M.

Ambos enfoques buscan el cambio social y ambos enfoques requieren un alto nivel de compromiso. Sin embargo, la diferencia crucial entre la política de partidos y movimientos de base radica principalmente en el hecho de que los primeros requieren un alto nivel de compromiso y se ven obligados a hacer frente a la realidad política con el fin de llegar a un consenso suficiente para ganar las elecciones. La dificultad de Podemos es que se trata de un partido político funcionando como un grupo de base de abajo hacia arriba pero dentro de la dinámica política de los partidos. Como movimiento asambleario enraizado en la base, su programa político es enteramente el producto de un debate interno y del trabajo asambleario. Sirven, de hecho, lo que ellos consideran que es –y con razón, debo añadir– valores sociales importantes, tales como la autogestión y la participación de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, esta empresa plantea un grave problema de compatibilidad con la política de partidos: ¿cómo puede ese movimiento reunir suficiente consenso para ganar la mayoría de los votos?

Cualquier persona interesada en la obtención de un cambio social a través de la apuesta política debe reconocer este dilema y, para complicar más las cosas, uno debe tener en cuenta la singularidad de las elecciones parlamentarias europeas, donde un país como España sólo elige 52 de los 751 miembros del Parlamento de la UE. Esta realidad estadística –¿o debería decir disuasoria?– fuerza a cualquier grupo político a acentuar aún más la necesidad de lograr un consenso con el fin de tener, mantener viva la lucha política y ciudadana cuando se trata de lograr un cambio social real.

Hecha esta importante distinción entre estos dos ámbitos, uno debe leer el programa político de Podemos para determinar si existen razones para pensar que este grupo político podrá algún día en el futuro cercano ganar las elecciones y lograr el cambio social. En otras palabras, echemos un vistazo a sus propuestas en búsqueda de los temas sobre los que se apoya.


¿Qué problemas de hoy son los mas importantes y porqué lo son?

Hay puntos fuertes que dividen la opinión pública en grupos políticos con poca o ninguna posibilidad de reconciliación o compromiso. Una cuestión que plantea divisiones es por lo general la existencia de grandes contrastes entre el blanco y el negro cuando hay pocos grises en el medio. Por lo general, uno puede pensar en el aborto como un tema que crea divisiones, o el matrimonio gay, o la secesión de una región determinada, la teoría de género, la religión, etc. Estos son también conocidos como “puntos calientes” o "cuestiones de alto voltaje".

En realidad, no hay ningún tema que divida a la opinión pública per se, excepto dos. Y eso depende mucho del sitio donde el debate tenga lugar. Por ejemplo, el control de armas será un tema que divida en EE.UU., mientras que en los países europeos es un tema irrelevante.

Ahora, habiendo entendido esta importantísima noción del tema que divide, uno debe mirar simplemente a Podemos y buscar los temas-cuña para tratar de determinar sus posibilidades de victoria. La regla es, naturalmente, que cuanto mayor sea el número de puntos sensibles que dividen, menor será el electorado potencial, y por tanto más lejos se está de la victoria y el cambio social real.

Tengamos en cuenta que este cálculo que vamos a hacer es habitual entre los analistas políticos (aunque es posible aprender esto leyendo el New York Times), y probablemente todos los adversarios de Podemos en las elecciones han hecho esos cálculos mucho antes que nosotros.

Haría falta un largo ensayo para revisar todas las propuestas formuladas por Podemos y tratar de identificar si cada una de ellas podría ser considerada cuestión cuña o no. Sin embargo, podemos intentar comentar algunas. También vamos a tratar de ver si esas propuestas están en conformidad con la legislación comunitaria.

De hecho, el programa político de PODEMOS se resume en unas 36 páginas de la lista propuesta. Un documento denso, que cubre la mayoría de las áreas de actividad política humana, desde asuntos económicos a los derechos de la familia y el aborto.

El primer "problema" –desde el punto de vista electoral– es la presencia de numerosas propuestas que requerirían una modificación de los Tratados de la UE.

Podemos aboga por el control de los flujos de capital (Propuesta 5.2). Independientemente de la validez y contundencia de este argumento, uno debe tener en cuenta que esta propuesta es una violación directa del artículo 63 del Tratado de Lisboa, que establece que ... “quedan prohibidas todas las restricciones a los movimientos de capitales entre Estados miembros y entre Estados miembros y terceros países". Por lo tanto, va en contra del Tratado tal como lo plantea Podemos aquí, lo que conlleva una modificación del tratado, pero no sólo para Podemos. De hecho, la única forma en que los Tratados de la UE pueden ser modificados es mediante consenso absoluto (lo dice el mismo Tratado), es decir, la unanimidad de los 28 estados miembros. Las posibilidades de que eso ocurra son probablemente similares a ganar el primer premio de la lotería dos veces en el mismo día.

Con el fin de lograr un consenso absoluto entre los 28 estados miembros, habría que imaginar un escenario en el que Luxemburgo, cuyo PIB depende en gran medida de los flujos de capital, decidiera que ya no es de su interés permitir que el capital entre y saga libremente. Si su imaginación en realidad llega tan lejos, entonces trate de imaginar que este caso se dé 28 veces.

No hace falta decir que en el programa de Podemos, las propuestas que requerirían una modificación del Tratado de Lisboa son numerosas. Para nombrar sólo algunas: la eliminación de los funcionarios públicos con privilegios de pensiones de la UE (5,6), el control de precios sobre los productos agrícolas (6.3), la extensión de la iniciativa de los ciudadanos para redactar proyectos de ley (2.2), la creación de los presupuestos participativos (4.1), la derogación del Tratado de Lisboa (sic) (5,1), salir de la OTAN (4,6), etc.

Ninguna de estas propuestas en realidad siguen un modus operandi en cuanto a la forma en que se llevarían a cabo, ni tampoco existe ninguna mención a la modificación de los Tratados de la UE. De hecho, el problema con la modificación del Tratado no es ni siquiera mencionada. Teniendo en cuenta que salir de la UE sería la única opción legal para modificar el Tratado –que no se sugiere por Podemos, ni siquiera verbalmente– es difícil ver cómo se aplicaría alguna de estas propuestas.

Las cuestiones  cuña del programa de Podemos

Hay que decir aquí que a la gente le gusta repetir: "¡España es diferente!". Cualquier persona que viva en España el tiempo suficiente entiende lo que esto significa. Aunque España es percibida como sociedad progresista en muchos aspectos, en realidad sigue siendo relativamente conservadora y sólo puede ser plenamente comprendida desde dentro. Con demasiada frecuencia, los activistas de otros países, especialmente los de EEUU, tratan de entender las sociedades extranjeras mediante la exportación de su propio paradigma de EEUU. Esto quizás es una característica más común en la izquierda, que a menudo confunde el internacionalismo con una talla única para todas las recetas.

A día de hoy, España es el resultado de un convulso siglo XX que sólo se consiguió pacificar en los 40 años de dictadura. Perder de vista esto y hacer caso omiso de la existencia de una gran parte conservadora del país, es de hecho un error fatal en la política partidista. Muchas de las propuestas que se pueden encontrar en el amplio programa de Podemos son de hecho vapor caliente, en otras palabras, los problemas de cuña, combinados entre sí, prácticamente garantizan una etapa por debajo del 15% de los votos (para dar una estimación optimista).

Para ilustrar esto, en la propuesta 2.11, Podemos defiende la teoría de género y la reproducción asistida. Esto es una definición de libro de texto de un tema divisivo, al menos aquí en España. Es decir que, aunque Podemos escribiera un programa muy consensuado –que no lo es– la inclusión de la teoría de género y la promoción de la reproducción asistida solo conduciría a que un gran segmento de la población vote por ellos.

Podemos aboga por políticas que también son temas de cuña para los votantes de izquierda tradicionales, como las políticas de inmigración. Podemos Unidos (4,3) quiere que todos los inmigrantes, tanto legales como ilegales, disfruten de forma automática de igualdad de derechos que los ciudadanos de la UE. Este problema no sólo es una medida impopular entre los conservadores en favor del control de la inmigración en la UE, así como a través de las fronteras españolas, sino también entre los obreros que se perciben a sí mismos en competencia directa y sin restricciones con una mano de obra más barata. En un contexto donde el 26% de los trabajadores sufren el desempleo, esta no es una cuestión trivial y Podemos es visto por algunos de los que tradicionalmente favorecen una agenda de izquierda, como cómplices de la agenda neoliberal.

Otro tema de cuña que garantiza que Podemos nunca exceda el 10-15% de los votos tiene que ver con su apoyo a la autodeterminación de Cataluña y el País Vasco, cuya independencia iría en contra de la Constitución española de 1978 y la gran mayoría de los españoles (encuestas de opinión pública sobre este tema muy caliente se toman regularmente). Irónicamente, es donde Podemos tuvo más éxito en estas elecciones –las grandes ciudades del centro como Madrid– es donde la oposición a los independentistas es más fuerte.

Esta aparente anomalía se explica fácilmente por el hecho de que Podemos se mantuvieron prácticamente en silencio sobre este tema durante su campaña.

Sin embargo, poco después de las elecciones, Podemos apoyó públicamente dos protestas, en Cataluña y el País Vasco, como se publicó con sensacionalismo en los titulares de los principales medios de información de España. Uno sólo puede preguntarse cuántos partidarios de Podemos se sorprendieron al descubrir su posición sobre esta cuestión crucial de la independencia catalana y vasca.


Los asuntos no tratados por Podemos plantean interrogantes.


De hecho, cuando leí por primera vez el programa político de Podemos, descubrí con consternación la total ausencia de propuestas o críticas hacia el euro, una moneda común impuesta desde arriba por Bruselas y Washington e identificada por muchos como el tema más importante y la culpable de la profunda crisis económica en la que se mantienen los países del sur de Europa.

De hecho, la imposibilidad que tienen los países de devaluar su moneda para impulsar las exportaciones les priva del tratamiento número uno de cualquier libro de texto de economía: la política monetaria. Si España todavía tuviera su peseta, el Banco Central español simplemente devaluaría su moneda para hacer los productos españoles más baratos para los consumidores extranjeros. Se podría decir que sólo el euro es en gran parte responsable –aunque hay otros factores– de la tasa récord de desempleo (26%) y las medidas de austeridad impuestas por Bruselas, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE).

La verdad del asunto es que las propuestas formuladas por Podemos requerirían mucha más capacidad de maniobra política, en otras palabras, España debería recuperar su soberanía perdida. Eso sólo puede lograrse a través de la salida de la UE y de la zona euro. En ninguna parte en el programa de Podemos se hace mención alguna de salir de la zona euro y, por tanto, de la Unión Europea a través del artículo 50: "Todo Estado miembro podrá decidir retirarse de la Unión, de conformidad con sus propias normas constitucionales."

Irónicamente, el artículo 50 no es la única propuesta que no requiere la unanimidad de los 28 estados miembros, pero esta probablemente también sería la única propuesta que no es una cuestión absoluta de cuña y en torno a la cual podría lograrse un consenso.

Por estas razones, creo que Podemos, en su forma actual, no es una amenaza para las élites gobernantes de la UE, ni de su patrocinador estadounidense.


Un vistazo a los números: una victoria relativa para Podemos

De hecho, podría ser útil recordar que, independientemente de lo bien que Podemos pudo haberlo hecho, estas elecciones en España se destacaron por otro hecho notable: la cómoda victoria del Partido Popular (PP) con el 26% de los votos, seguido por el socialista (23%) y la Izquierda (10%).

El partido de derecha actualmente en el poder hizo realidad su triunfo en las elecciones –tal vez una victoria relativa, pero una victoria, no obstante–. Este es probablemente un caso único en el panorama político de Europa, donde los partidos en el poder tienden a ser castigados en las elecciones, sobre todo cuando están carcomidos por estos altos niveles de corrupción y después de 3 largos años de austeridad a lo bestia (dictada desde Bruselas, Francfort y Washington) y con un 26% de desempleo. Dadas las circunstancias, las cosas no podrían haber sido mejor para el gobierno de Mariano Rajoy.

Como analista político, Nicolás Klein nos recordó en su excelente artículo sobre Podemos (sólo en francés, me temo), no sólo que el PP reafirmó su posición en sus bastiones tradicionales, incluso se las arregló para ganar en la región de Castilla-La Mancha históricamente izquierdista .


En cuanto al PSOE (Partido Socialista), tuvo un resultado relativamente bueno principalmente en el sur de España (Andalucía) y en Asturias en el norte, líder de la industria de la minería del carbón sigue dependiendo en gran medida de la protección del gobierno y está por lo general asociado con las políticas socialistas.

También como se esperaba, los partidos independentistas de Cataluña y el País Vasco, que se vieron obligados a construir coaliciones (la elecciones europeas son menos favorables que las elecciones nacionales para partidos independentistas), tuvieron buenos resultados en sus regiones respectivas.

Podemos logró obtener 5 escaños de un total de 751 en el Parlamento, es decir, una gota en el Océano. Además, quienes están familiarizados con el funcionamiento interno de las instituciones de la UE conocen el impacto relativo que en el Parlamento Europeo ha tenido en la toma de decisiones reales. Como cuestión de hecho, las instituciones de la UE son las únicas en que su órgano ejecutivo, la Comisión Europea, tiene el poder exclusivo de iniciar las leyes.


Los partidos políticos tienen que llegar a un consenso, ahora más que nunca

Debemos unir a las personas de todos los países europeos, de España y en otras partes, en torno a la cuestión central de la soberanía nacional. En otras palabras, el único programa político que nos puede prometer un retorno del poder a la gente es el que se menciona en el artículo 50 del Tratado de la UE: "Todo Estado miembro podrá decidir retirarse de la Unión, de conformidad con sus propias normas constitucionales". Cualquier otro programa político es, me temo, una lista de deseos en el mejor de los casos.


Pero ahora más que nunca tenemos que seguir construyendo de abajo a arriba, todos los movimientos de base de mayor escala que incluyan el cambio que queremos.

Si se piensa en proyectos tales como la Organización Internacional de una sociedad participativa, de las economías de escala de barrio o cooperativas, incluso a gran escala, hay que seguir participando en la construcción del tipo de sociedad que pretendemos. Es tiempo de entender que el siglo XXI será el del activismo o no será...

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* David Marty es periodista y activista. Ha seguido desde 2011 al 15M y otros movimientos en España y otros países..

 

Fuente: http://zcomm.org/znetarticle/can-we-really-podemos/

 

  

 

 

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